(Texto) 2. Estudio a la epístola de Jacobo – Introducción II – Sus destinatarios y la diáspora.
En el capítulo anterior hicimos una introducción a esta epístola considerando algunos asuntos históricos relacionados al autor y a la carta misma. Respecto a la epístola, tratamos el asunto de su relación con el canon bíblico y algunas controversias que giraron alrededor de esta, desde los primeros siglos e incluso hasta el tiempo de la Reforma.
Es muy importante señalar que siempre debemos tener presente que en la redacción y canonicidad de la Biblia ha operado el Omnipotente y Omnisciente Dios en la historia de los hombres; pues, como mencionamos anteriormente, a pesar de todas las discusiones que se tuvieron la epístola de Jacobo ha sido reconocida como inspirada y canónica. Es de notar que, aunque Lutero la consideraba una “epístola de paja”, vemos la epístola vigente en la misma versión luterana de la Biblia de hoy. El Señor la ha dado, pero también la ha preservado. Así es el Señor. Él envía, equipa, preserva y cada cosa que acontece es por Su voluntad. Es el altísimo y soberano Dios eterno.
Otra de las cosas que dijimos, es que el autor es Jacobo, el hermano del Señor. No primo, sino hermano, aunque estrictamente hablando, medio hermano, al tener biológicamente sólo la misma madre; pues, el que engendró a Jacobo fue José, mientras que el que engendró al Señor Jesús en María, fue Dios, así “el Logos se hizo carne, y tabernaculizó entre nosotros” (Juan 1:14, BTX III). No obstante, el Logos[1] siempre fue, Él es y estaba de cara a Dios el Padre desde la eternidad, desde siempre (Jn. 1:1; 8:58; 14:10-11; Fil. 2:5-11; 1Jn. 5:20; Ap. 1:18), siendo engendrado en el tiempo, y espacio, y materia, mediante la intervención omnipotente de Dios, quién por el Espíritu Santo vino sobre María y con Su poder la cubrió con Su sombra (Lc. 1:35), añadiendo así a la Persona del Hijo Eterno, humanidad; sumando, no restando, porque no se hizo de menos, sino que se hizo de más. Añadió a Su Persona, aparte de poseer desde siempre Esencia y Naturaleza Divina, añadió esencia y naturaleza humana. Dios-Hombre. Esto es un grandioso misterio. Dios mediante, más adelante tocaremos un poco más esto.
Entonces, fue Jacobo, el hermano del Señor, el autor humano de esta epístola, aunque entendemos que el Autor Intelectual es Dios. Jacobo es el instrumento que Dios usó, pues como señaló el hermano Martyn Lloyd-Jones acerca de los autores humanos de la Biblia, Jacobo fue uno de los caballos al que, el Espíritu Santo, cabalgó y llevó por donde Él quiso[2]. Así que la gloria no es del caballo, sino del espectacular Jinete que tuvo.
También hablamos del martirio de Jacobo, el hermano del Señor, al que además llamaban el Justo. En el año 62 d.C., murió en manos de los judíos. Y vimos que, en su constante ruego y súplica a Dios por el perdón de los pecados de su pueblo, es que se postergaba el juicio a la nación por haber matado al Autor de la vida (Hch. 3:15). Pero una vez muerto Jacobo, inmediatamente, vinieron los juicios. Nunca olvidemos que la misericordia posterga los juicios, pero jamás los anula.
Jacobo, es conocido por nosotros también como Santiago, lo que, en el capítulo anterior, explicamos; señalando que ese nombre no aparece en los manuscritos griegos, sino que es un nombre que nació por la tradición católico-romana que, agregándole la apócope de santo (san) a los nombres de los autores de la Biblia, terminó originando un nombre errado por causa de la fonética San-Iacob. Todo esto, a modo de recapitulación.
LOS DESTINATARIOS.
Ahora nos corresponde seguir avanzando en nuestra lectura de estudio. Iniciaremos leyendo el versículo 1, del capítulo 1. Leeremos el versículo completo. Entonces, Jacobo 1:1, o Santiago 1:1 si lo prefiere. Dice así:
“Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.” (RV 1960).
“Jacobo, un siervo de Dios y del Señor Jesús el Mesías, a las doce tribus que están en la dispersión: ¡Salud!” (BTX III).
He citado dos traducciones de las Escrituras para poder notar algunas cosas. La primera parte, que corresponde al nombre del autor, ya la tratamos la semana pasada. Ya sabemos que este Jacobo es el hermano del Señor, que era considerado una columna en la iglesia local de Jerusalén y, también, sabemos por el relato bíblico que fue un presbítero allí. Entonces, ahora, nos corresponde seguir con el versículo, pues encontramos una referencia personal acerca de Jacobo y acerca de los destinatarios, a quienes estaba dirigida esta epístola.
Vamos a iniciar considerando a los destinatarios, ya que la referencia personal de Jacobo contiene algunas cosas importantísimas de la fe cristiana, las cuales, prefiero tratar después de esto.
Bueno, dice Jacobo que su carta está dirigida “a las doce tribus que están en la dispersión”. Dispersión es la traducción de la palabra griega διασπορᾷ (diasporá), que también es una palabra transliterada al español como diáspora. Recordemos que Jacobo no era griego, sino hebreo, así que para entender qué significa diáspora, necesitamos considerar algunas cosas ocurridas al pueblo hebreo, que, como sabemos, se dividió entre el reino del norte, que se llamaba reino de Israel, y el reino del sur, que se conocía como reino de Judá. Esta división territorial y política terminaría siendo una división religiosa que, al considerarla, podemos entender mejor el contexto de Juan capítulo 4, donde se relata la conversación del Señor Jesús y la mujer samaritana. Les explico brevemente esto, como digresión, para que lo tengan como antecedente.
SOBRE EL CONTEXTO HISTÓRICO Y RELIGIOSO DE JUAN 4.
El reino del norte correspondiente a Israel, tenía por capital a Samaria, mientras que el reino del sur tenía por capital a Jerusalén. Esta división no sólo fue política-territorial, sino también religiosa. La mujer samaritana, después de parecerle que el Señor Jesús era un profeta, le planteó un tema religioso que, si no entendemos el contexto histórico, nos parece un brusco cambio de tema. Después que el Señor le mostró que había tenido cinco esposos y que ahora tenía un hombre en su vida con el que no estaba casada, a ella le pareció que si él sabía esto sin conocerla entonces debía ser un profeta, así que con esto en mente y aprovechando la ocasión, entró en un tema que separaba radicalmente a los samaritanos de los judíos, era un tema religioso, para ellos fundamental, así que le dijo:
“Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.” (Jn 4:20).
Esta declaración parece irrelevante para nosotros, pero para ella no lo era, tenía que ver con adorar a Dios y con el perdón de sus pecados; y, de alguna manera, le causaba conflicto lo que sus padres le enseñaban en contraste con lo que decían los judíos. ¿De dónde vino esta discordia? Bueno, resulta que en la división religiosa que hubo, los samaritanos establecieron un nuevo lugar de adoración llamado Gerizim. Esta división político-religiosa fue tal, que hay comentaristas que indican que los samaritanos hicieron modificaciones e inserciones a su llamado «Pentateuco Samaritano» con el fin de establecer su propio monte para adorar. Una de las modificaciones –se dice– ocurre en Deuteronomio 27:4 donde cambiaron el nombre del monte señalado por Dios para levantar su altar[3]. Una traducción textual desde la Biblia Hebraica Stuttgartensia tradujo así:
“Será pues que cuando hayáis cruzado el Jordán, erigirás en el monte Ebal estas piedras que yo os mando hoy, y las revocaréis con cal” (BTX III)[4].
Ahora bien, este mismo pasaje en el Pentateuco Samaritano es modificado y, en vez de decir “Ebal”, dice “Gerizim”. Existe una traducción al inglés[5] que compara el Texto Masorético y el Pentateuco Samaritano. A continuación, una imagen y su correspondiente traducción al español:

Esta traducción al español, es personal y basada en el texto anterior:
| Pentateuco Samaritano | Texto Masorético Judío |
| 4. Y sucederá que cuando cruces el Yaradén [Jordán], erigirás en el monte Garizim estas piedras que te estoy mandando hoy. Y las recubrirás con cal. | 4. Y será que cuando hayáis pasado el Jordán, levantaréis estas piedras que os mando hoy, en el monte Ebal, y las revocarás con cal. |
En cuanto a las modificaciones realizadas al Texto Bíblico, el hermano Josh McDowell nos señala que después de Éxodo 20:17, el Pentateuco Samaritano inserta el mandamiento de edificar el templo en el monte Gerizim en vez de Jerusalén[6].
Como pueden ver, este tipo de manipulaciones fueron utilizadas por los samaritanos para justificar el no subir a Jerusalén para adorar, fue un cambio minúsculo al Texto, pero para los samaritanos se volvió importante, tanto así, que acusando a la enseñanza de sus antepasados, la mujer samaritana sostenía que se debía adorar “en el monte Gerizim” (NTV).
En este pasaje de Juan 4, la Biblia Textual tiene una nota al pie de la página que dice: “Es decir, el monte Gerizim” y añade el pasaje de 1ª Reyes 12:25-33. Este pasaje es muy interesante, pues nos muestra cómo las divisiones entre los reinos del norte (Israel) y del sur (Judá) ocasionaron que en el norte se diera origen a herejías que nacieron de la soberbia, codicia y rebeldía del rey Jeroboam, pues para evitar que las personas de Israel fueran a adorar a Jerusalén, levantó ídolos al pueblo para evitar que existiera el peligro de que se volvieran a la casa de David, el reino del sur. ¿Se dan cuenta de la gravedad del asunto? Ellos sabían que Dios habitaba de forma especial en un lugar, y que debían subir a ese lugar para adorar y para buscar el perdón de sus pecados. Personalmente creo, que la conciencia de esa mujer no tenía paz respecto a lo enseñado por sus antepasados y, de alguna manera, ella buscaba paz, la cual, no es sin justicia.
Bueno, eso como digresión explicativa acerca de lo dicho por la mujer samaritana.
LA DIÁSPORA.
Ahora bien, volviendo al tema de Jacobo en la epístola, la diáspora hebrea, o judía, o israelita –como se le conoce– consiste en el exilio de los ciudadanos de Israel, de ambos reinos (norte y sur), quienes fueron esparcidos por todo el mundo. La palabra “diáspora” en español mantiene el significado griego:
“1. f. Dispersión de los judíos exiliados de su país.
- f. Dispersión de grupos humanos que abandonan su lugar de origen.”[7].
Cabe señalar que este exilio ocurrió varias veces y fue, de alguna manera, progresivo. La primera vez que vemos esto en la historia bíblica, es el sufrido en manos del Imperio de Babilonia, al mando del rey Nabucodonosor. Este exilio vino por juicio de Dios y fue anticipado por Jeremías.
En Jeremías 9:13-16, dice así:
“13 Dijo Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella; 14 antes se fueron tras la imaginación de su corazón, y en pos de los baales, según les enseñaron sus padres. 15 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que a este pueblo yo les daré a comer ajenjo, y les daré a beber aguas de hiel. 16 Y los esparciré entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron; y enviaré espada en pos de ellos, hasta que los acabe.”
Fue así que comenzaron a ser esparcidos por todo el mundo, conocido y desconocido para ellos. Los israelitas, judíos o hebreos –como quieran llamarlos– fueron dispersados por todo el mundo, incluso, el mundo desconocido para ellos en aquel entonces. Y esta profecía dicha por el Señor se cumplió literalmente. Lo que se les dijo, fue que serían esparcidos “entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron”. La profecía se cumplió con el pasar de los años, y fue de tal manera, que incluso tuvieron que migrar a otros continentes, como América. Esta fue una profecía trascendente, que iba más allá del tiempo del Imperio babilónico, porque obviamente esto no se cumplió de una vez en el tiempo de Babilonia, sino que fue cumpliéndose a través de los años, en diferentes siglos y edades. Esto se les anunció previo a Babilonia, pero el cumplimiento de esto fue progresivo, a través de los siglos.
Para los primeros receptores de esta profecía, pensar en un continente fuera del conocido era “ciencia ficción”. El mundo conocido por ellos, era “todo el mundo” para ellos; no obstante, Dios se refería a más que eso. ¿Quién de ellos pensaría que sus generaciones en la dispersión llegarían hasta América? Nadie, ni siquiera sabían que existía América. Hermanos, hasta América llegaron los hebreos conocidos como sefardíes o sefarditas. Para los que no saben, la diáspora sefardí comenzó con los judíos que fueron expulsados de España en 1492 por orden de los reyes católicos. El mismo año en que Cristóbal Colón descubrió América, durante ese mismo periodo, todos los judíos que no quisieron convertirse al catolicismo y bautizarse, fueron expulsados de las tierras españolas, llegando a diferentes partes del mundo, entre las cuales, con el pasar de los años, se incluyó América. Es más, algunos investigadores han propuesto que Cristóbal Colón podría haber sido un ‘marrano’, es decir, un judío que decía haberse convertido al catolicismo con el fin de salvaguardar su vida y la de su familia. Estas personas han asegurado que la verdadera intención de Colón era buscar tierras seguras para los judíos, tras la expulsión de España[8]. Un libro interesante relacionado a esto, fue publicado por el Congreso Judío Mundial, titulado Criptojudíos en Hispanoamérica, donde se muestra lo que respetados historiadores argumentan, que no sólo Colón era judío, sino que los principales financistas y tripulantes del primer viaje también lo eran[9]. Incluso, hay muchas personas que tienen apellidos sefarditas y no lo saben, desconociendo que quizás sus antepasados provienen del exilio español de aquel entonces[10].
De esta manera, vemos cómo se ha cumplido la profecía del Señor, ocurrieron muchos exilios a diferentes lugares, todos por causa del pecado del pueblo. No obstante, Dios, que es fiel a Su Hijo, desde 1948, comenzó a reunir de todas las naciones al pueblo hebreo, haciéndolos volver a sus tierras (Ez. 11:17; 37:21; Zac. 10:10) con el fin de cumplir otras profecías relacionadas al retorno de Israel (Is. 43:5-6; Jer. 31:7-10).
Entonces, la dispersión o diáspora a la cual se refiere Jacobo, corresponde al exilio por el mundo del pueblo hebreo. Cuando los identifica como “las doce tribus”, se está refiriendo a todos los israelitas o judíos, sin distinción, a todos los que están por el mundo, dispersos, exiliados, a todos. No obstante, considerando que algunos podrían desestimar el contenido de la epístola, argumentando que es un escrito solo para los hebreos, déjenme decirles que la carta de Jacobo está dirigida a los que él consideraba “iglesia” (5:14), en la cual, no hay judíos ni gentiles, sino un solo Cuerpo en Cristo. ¿Pero por qué dirigirla específicamente a los hebreos?
JUDÍOS ENTRE GENTILES.
Es importante comprender que, históricamente, el Evangelio y, por tanto, el Nuevo Pacto se originó entre los hebreos, judíos o israelitas. Los propios apóstoles del Cordero, fueron israelitas. Y la obra misionera de la expansión y divulgación del Evangelio, inició entre los hebreos. Por lo tanto, el principal trabajo de divulgación lo hicieron “las doce tribus que están en la dispersión”; y fue en esta labor que los gentiles se fueron encontrando con el Salvador y con la inclusión en la comunión del Cuerpo de Cristo, mediante el Espíritu Santo. Esto es algo que podemos deducir leyendo sobre el día de Pentecostés en Hechos 2. Allí se nos dice que el día en que vino el Espíritu Santo sobre los discípulos, “había en Jerusalem hombres judíos piadosos, provenientes de toda nación debajo del cielo.” (Hch. 2:5, BTX III). Todos estos, formaban parte de “las doce tribus en la dispersión”. Probablemente, desde aquí salieron los primeros evangelistas a Roma, los cuales constituyeron la iglesia en aquella ciudad (Hch. 2:8-11). El propio libro de Hechos nos dice que Aquila y Priscila, vivieron en Roma (Hch. 18:1-3). Y, así como ellos, en otras ciudades del mundo.
Considerando esto, no debemos perder de vista el impacto que esto significaría para los judíos que se habían convertido a la fe cristiana, el que por causa del Evangelio fueran encaminados a tener comunión en Cristo con los gentiles. Es cosa de leer los conflictos que trajo en la iglesia en Jerusalén este tema y que fue registrado en Hechos 15. O leer cómo Pedro tuvo que aprender a tratar con los gentiles que se convertían. Por favor, leamos esto de Simón que se encuentra en Hechos 10:28, donde dice:
“Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo”
Es de considerar la expresión “cuán abominable” señalada por Pedro y en relación con los gentiles. Esto nos muestra el impacto y, lo difícil de digerir, que sería para los cristianos judíos dispersos alrededor del mundo el tener que abrirse a la comunión con gentiles, a los cuales habían señalado siempre como inmundos. Pero había llegado el tiempo en que Dios ordenaba que “a ningún hombre llame común o inmundo”. Los hebreos que llevaban el Evangelio a sus ciudades, tenían una responsabilidad tremenda, para lo cual necesitarían la fe y, no solo esto, sino las obras. Porque, seguramente, no era tan difícil tratar con los cristianos judíos, pero recibir en la comunión de los santos a los que eran gentiles, era un tema difícil. Al hacer esto, los propios compatriotas judíos –que no eran cristianos– y que se encontraban dispersos, persiguieron a los judíos cristianos que se abrieron a la comunión integral del Cuerpo de Cristo. Esto trajo persecución, pruebas, tribulaciones, rechazo familiar, despojos, tentaciones, entre otras cosas.
Con todo esto en su contexto histórico, Jacobo les escribe a los hermanos que, siendo hebreos y encontrándose dispersos en el mundo, se habían convertido a la fe cristiana. Ellos fueron los principales divulgadores de la fe en Cristo y de las Escrituras, lo que condujo a que el Nuevo Pacto se abriera a los gentiles. Con esto en su contexto, les escribe a los hermanos de la dispersión.
LA TRASCENDENCIA DE LA EPÍSTOLA DE JACOBO.
Ahora bien, los diferentes temas que trata Jacobo son muy importantes y, como son Palabra de Dios, son trascendentes. Se aplican a todas las generaciones y en diferentes contextos. En otras palabras, estas lecciones a los judíos cristianos de la dispersión, vienen a ser enseñanzas para todos los cristianos de la historia, sean judíos o gentiles. De ninguna manera debemos pensar que Jacobo está discriminando a los cristianos gentiles, sino que está dirigiéndose a los cristianos de su contexto histórico judío que, posiblemente, recién se estaban abriendo y encontrando con que el Espíritu Santo garantizaba la salvación y redención de los gentiles que, entre ellos, se convertían. Reitero: que Pablo dirija esto a los judíos dispersos, no quiere decir que los cristianos gentiles no tengamos lecciones que aprender de lo que Jacobo escribía a este grupo de hermanos en Cristo; pues, en ese caso, se tendría que decir que las cartas de Pablo escritas a iglesias del Señor Jesucristo, de contexto gentil, no contenían lecciones para las iglesias del mismo Señor Jesucristo, de contexto judío; y esto sería una falacia.
Por lo tanto, sean judíos o gentiles los destinatarios de una carta, el origen único de la carga de estos Textos es el Espíritu Santo, que condujo a estos hombres a escribir cada línea como Palabra de Dios, con el fin de edificar a una única Iglesia Universal, compuesta por personas que según la biología humana y contexto histórico, fueron judíos y/o gentiles, miembros de un mismo Cuerpo (Ga. 3:27-29; Ef. 3:1-7), coparticipes de una misma gracia (Fil. 1:7), piedras vivas de un mismo templo (Ef. 2:20-22; 1P. 2:4-5), miembros de una misma familia de Dios (Ef. 2:11-22), creyentes y participes de un solo Señor, una sola fe y un solo bautismo, con un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos nosotros (Ef. 4:1-6). Así que no debemos descartar la epístola pensando que no es para nosotros, los que no somos judíos según la carne, porque es para todos los nacidos de nuevo, es para el verdadero Israel de Dios, para todos los que se encuentran por el mundo, esparcidos y han creído en el Hijo de Dios.
Piensen ustedes en lo siguiente. En definitiva, todos los cristianos, sean judíos o gentiles, somos forasteros y, por tanto, nos encontramos viviendo una diáspora espiritual, porque estamos en este mundo, pero no somos de él, no le pertenecemos (Jn. 15:19; 17:14). Nuestra patria es celestial y esperamos del cielo que venga nuestro Rey con Su reino, nuestro Señor, para recogernos (1Tes. 4:16-18). Porque le pertenecemos. Así que, si bien Jacobo se dirige principalmente a los cristianos judíos (según la carne), el Espíritu Santo miró más allá del contexto histórico inmediato de Jacobo, porque es Dios trascendente, omnisciente y omnipresente. Porque sabemos y creemos que es una carta escrita por Jacobo, pero fue encaminado y dirigido por el Espíritu Santo; pues, Dios ve más allá que los hombres y nos advierte que las cosas se repiten entre los hombres (Ec. 1:9-10). Así que conozcamos lo que se dijo a los primeros cristianos, veamos lo que vivieron y aprendamos de las experiencias de ellos, para saber cómo conducirnos en Presencia de Dios, mientras somos peregrinos.
Así es que, esta epístola, es para todos los dispersos, forasteros en el mundo. Como dice un cántico del hermano Marcos Vidal acerca de nosotros, los cristianos, señalándonos como “forasteros con nostalgia del hogar”[11]. Eso es lo que somos. Extraños en este mundo, que aguardamos el día de la redención de nuestro cuerpo (Ro. 8:23), para ser llevados a Cristo, a quién pertenecemos. ¡Qué glorioso!
SALUD.
Para finalizar, hermanos, consideremos que a todos nosotros en Cristo, Jacobo nos dice: “Salud”. Acerca de este saludo, permítanme citar al hermano Evis L. Carballosa, pues dice algo muy edificante:
“En el texto original aparece la palabra chaírein, que es el presente infinitivo en la voz activa del verbo chairó, cuyo significado es «regocijarse», «estar contento». La función del presente infinitivo es la de una acción continua que no guarda relación con el tiempo. Es como si Santiago dijese: «os deseo gozo continuo y sin límite». Aunque dicha forma de saludar no es la que aparece comúnmente en el Nuevo Testamento, sí era la manera general de hacerlo entre los griegos. Santiago, por lo tanto, usa la manera convencional de saludar en su tiempo.” (Carballosa, 2014, p. 84).
No es común encontrar este saludo en el Nuevo Testamento, un judío utilizando un saludo griego, gentil. La otra vez que aparece es en Hechos 15:23, en la carta que los apóstoles enviaron a las iglesias gentiles. Esto permite deducir, que quizás, tal carta, fuera también escrita por Jacobo, el hermano del Señor. El apóstol nos desea un gozo continuo e ilimitado, sin fin. El gozo que se necesita para las pruebas, para las aflicciones, un gozo que proviene del Señor. Un gozo continuo e ilimitado, que no está sujeto a lo que vivimos, sino a la fe. Pero bueno, de esto hablaremos más adelante. Continuaremos luego tratando el asunto de la referencia personal realizada por Jacobo, pero por ahora pararemos aquí.
[1] Transliteración desde el griego, versiones como RV1960 lo traducen “Verbo” y otras “Palabra”.
[2] Lloyd-Jones, M. (2000). Dios el Padre, Dios el Hijo. Moral de Calatrava (Ciudad Real): Peregrino, p. 35.
[3] Hendriksen, W. (1992). El Evangelio Según San Juan. Grand Rapids, MI: Libros Desafio.
[4] Los mismo traduce: La Biblia de las Américas (LBLA), Dios Habla Hoy (DHH) con Apócrifos, Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Nueva Biblia Viva (NBV), Nueva Traducción Viviente (NTV), Nueva Versión Internacional (NVI), Palabra de Dios para Todos (PDT), La Palabra (España) (BLP), La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH), Reina Valera Actualizada (RVA-2015), Reina Valera Contemporánea (RVC), Reina-Valera 1960 (RVR1960), Reina Valera Revisada (RVR1977), Reina-Valera 1995 (RVR1995), Reina-Valera Antigua (RVA), Traducción en lenguaje actual (TLA), Biblia Textual IV (BTX IV).
[5] Tsedaka, B. (2013). The Israelite Samaritan Version o f the Torah. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Co.
[6] McDowell, J. (2004). Nueva Evidencia Que Demanda Un Veredicto. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano, p. 110.
[7] RAE (2020). diáspora | Diccionario de la lengua española. Revisado el 29 abril del 2020, en https://dle.rae.es/di%C3%A1spora
[8] ARTÍCULO: ¿Fue Cristóbal Colón un judío en secreto? (2020). Revisado el 29 de abril del 2020, en https://cnnespanol.cnn.com/2012/05/19/opinion-fue-cristobal-colon-un-judio-en-secreto/
[9] Liamgot, A. (1970). Criptojudíos En Hispanoamérica. Buenos Aires: BIBLIOTECA POPULAR JUDÍA, pp. 3-6.
[10] Listado de apellidos sefardíes para la nacionalidad española. (2020). Revisado el 29 de abril del 2020, en https://www.parainmigrantes.info/listado-de-apellidos-sefardies-para-la-nacionalidad-espanola-958/
[11] Vidal, M. (1997). Mi Regalo [CD]. Nuva Music Inc.
