DIOS ENCARNADO Y ETERNO.
De grados infinitos es su tamaña justicia,
Y su santidad expone mi malicia y pecaminosidad,
Su juicio me condena y es justo,
Sería necio esconderme en un arbusto,
Ante un Dios y Juez que todo lo sabe,
Y que ha sido Testigo de todas mis necedades.
Sin embargo me encuentro con que el Verbo se hizo carne,
Que habitó entre los hombres y que vino a salvar,
Que tiene valor por ser el Hijo de Dios,
Es justo y suficiente para toda mi culpa quitar.
¡Aleluya, gloria al Cordero de Dios!
¡Aleluya, alabado sea el Hijo de Dios!
Dios encarnado y eterno,
Suficiente para quitar nuestra culpa,
Dios encarnado y eterno.
(J. C. Orellana, 2020).