TRES TIPOS DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA: HISTÓRICO-LITERAL, ALEGÓRICA Y TIPOLÓGICA.
Es importante que al leer las Escrituras tengamos una comprensión respecto a lo que leemos; pero además, que aquella comprensión resulte en una interpretación correcta y sana para la vida cristiana, que no sea una invención humana partidista, ni el antojo de sostener algún punto de vista personal intentando justificar alguna cosa fuera de la norma. En la historia de la Iglesia encontramos distintos tipos de interpretación bíblica, de las que se destacan tres:
- La llamada interpretación histórico-literal.
- La interpretación alegórica.
- La interpretación tipológica.
Cada una de las interpretaciones señaladas se puede ver en las Escrituras, específicamente en el Nuevo Testamento, que es la culminación de la revelación especial, textual, oficial y canónica que Dios nos ha dado. Por ende, nuestro modelo para leer e interpretar se encuentra en la forma en que leyeron el Señor y Sus apóstoles. La forma en la que ellos trataron con las Escrituras, sirve como ejemplo del Espíritu Santo para nosotros. Por lo tanto, debemos recordar cuánto necesitamos de la ayuda del Espíritu de Dios, lo cual demostramos en la seriedad con la que nos acercamos al Texto y en nuestras continuas oraciones rogando a Dios revelación e iluminación para nuestros corazones (Lc. 24:44-45; Ef. 1:15-18; 1Co. 2:10).
HISTÓRICO-LITERAL.
La interpretación histórico-literal, es también conocida como interpretación histórica, interpretación gramático-literal e interpretación geográfica-histórico-literal[1]. Respecto a este tipo de interpretación, Rob Haskell dice:
“Interpretación histórica, entonces, es ir a la Biblia con la convicción de que el texto bíblico está basado en la acción pasada de Dios en diferentes momentos y culturas; que esas acciones, interpretadas definitivamente por los autores bíblicos bajo la supervisión del Espíritu, forman la base de nuestra fe; y que también son pistas y modelos para nuestras expectativas en el presente” (Rob Haskell, Hermenéutica, p. 130).
Entendemos con esto que la interpretación histórico-literal, procura entender lo que Dios hizo en la historia, utilizando a hombres –conducidos por el Espíritu Santo– a escribir lo que se estaba viviendo con Dios, a la cultura en la que se movió esta historia y las personas directamente involucradas en esta experiencia que, nos permite entender y comprender a Dios y Su actuar.
Una de las cosas importantes a considerar aquí, es que las cosas que se escribieron fueron registradas en tiempos específicos de la historia del hombre, en las que Dios intervino, se dejó ver y se dio a conocer. La importancia de la historia, es que son sucesos pasados testificados por personas que existieron, no fueron inventos humanos, ni productos de la imaginación de hombres. Incluso, en este tipo de interpretación buscamos saber en qué tiempo se escribió, bajo qué circunstancias y cómo estuvo involucrado el escritor humano; por ejemplo, al leer el Salmo 51 identificamos a David, Betsabé y al profeta Natán; luego sabemos que el contexto histórico está basado en el pecado de David registrado en 2ª Samuel 11 y en la revelación del profeta Natán registrada en el capítulo 12; y, finalmente, vemos el arrepentimiento y deseo de purificación del rey David delante de Dios, registrado en el Salmo 51. Como verán, las declaraciones personales de David y guiadas por el Espíritu Santo, están basadas en lo vivido por él y registrado en la historia. Nuestro análisis es literal, conlleva un contexto histórico e identificamos la experiencia de David a través de éste salmo, lo que corresponde al género literario. Entendemos, pues, que debemos tener presente en este tipo de interpretación lo relacionado al género literario de un escrito, la cultura y la historia detrás; es decir, que si estamos leyendo acontecimientos históricos, aquellos acontecimientos deben entenderse e interpretarse como tal, obteniendo de ellos las lecciones correspondientes al actuar de Dios entre los hombres. Aprender de la experiencia de otros. Por ejemplo, si leemos Génesis 21, desde el versículo 1 al 21, veremos varias cosas: la historia del cumplimiento de la palabra de Yahveh, el nacimiento de Isaac en la vejez de Abraham y Sara, observamos la obediencia de Abraham a Dios en la circuncisión de su hijo y el gozo de Sara; luego leemos sobre los conflictos que hubieron entre Sara y Agar debido a sus hijos Isaac e Ismael, además vemos la petición de Sara a Abraham respecto a que echara a Agar e Ismael, pues veía burla de parte de Ismael y la herencia sólo debía ser de Isaac. A través de la lectura, podemos apreciar la preocupación de Abraham por su hijo Ismael y cómo Dios le dijo a Abraham que hiciera lo que Sara le pedía, prometiéndole que de Ismael haría una gran nación, consolando así a Abraham. Después leemos sobre Agar e Ismael en el desierto, cómo Agar se sentó lejos del muchacho para no ver su muerte, pero Dios, oyendo el llanto de éste apareció a Agar y les dio a beber agua; luego, vemos que Dios también estaba con Ismael y lo preservó. Eso es lo que leemos, eso es lo ocurrido y de aquello debemos aprender. Por el contexto histórico y cultural, sabemos que en aquel entonces Abram tuvo un hijo con Agar, esclava de Sarai (Gn. 16), debido a que era una costumbre considerada “legal” el que si la esposa no podía tener hijos tomara una esclava para que su marido tuviera un hijo con ella y, al dar a luz, la señora de la esclava tendría un hijo de su sierva para su marido[2]. Dios había prometido a Abram un hijo en el capítulo 15, donde él “creyó a Jehová, y le fue contado por justicia” (v. 6, RV 1960). Luego en el capítulo 16 vemos la solicitud de Sarai realizada a Abram de tener con Agar un hijo, lo cual él aceptó no sólo por la costumbre que lo permitía, sino por la ignorancia sobre el medio que Dios utilizaría para darle prole, lo que sería para él la gran experiencia con la omnipotencia y soberanía de Dios. En el capítulo 17 Dios le revela que el medio sería la misma Sarai, capítulo donde Abram se convierte en Abraham y Sarai en Sara, allí recibe la señal de la circuncisión y Dios indica directamente al hijo de Sara como aquel en quién se reconocería su descendencia. En el capítulo 18 Dios le dijo a Abraham que tendría un hijo en su vejez con Sara, lo que ella escuchó con risas de incredulidad, esto lo entendemos por el regaño del Señor al exponer su risa y señalar que nada es imposible para Dios (18:12-15). Desde allí saltamos al capítulo 21, donde vemos el cumplimiento de la promesa de Dios, donde observamos la omnipotencia de Dios actuar en la frágil e impotente humanidad de Abraham y Sara, para que se engendrara y se diera a luz un hijo. Dios prometió un hijo en el cual serían benditas todas las naciones de la tierra, y ese hijo, no vendría de la alternativa humana para obtener un hijo (Agar), sino del poder de Dios actuando en la frágil humanidad de Abraham y Sara, la que era estéril.
Como pueden ver, la lectura e interpretación del pasaje ha sido realizada basada en lo histórico y literal, no he realizado ninguna interpretación paralela, ni usado simbolismos. Más bien, hemos observado la historia de Dios con Abraham, Sara y Agar, y hemos aprendido de la historia de Dios con estas personas, que nada es imposible para Dios quien actúa en la frágil humanidad de los seres humanos. Esto es, pues, una interpretación histórico-literal.
ALEGÓRICA.
Luego tenemos la llamada interpretación alegórica. La palabra alegoría proviene del griego ἀλληγορέω (alegoréo), que proviene de dos raíces griegas: ἄλλος (állos) que quiere decir “de otra manera” u “otro”, y ἀγορέω (agoréo) que hace referencia al “hablar en un lugar de reunión”. La idea es de un hablar público con una interpretación paralela, simbólica. Esta palabra vino a significar: hablar, no en el sentido primario de la palabra, sino simbólico con el fin de ilustrar.
Respecto a la alegoría, debemos comprender que existe:
- La alegoría como género literario.
- La alegorización de un pasaje que no es literalmente una alegoría.
Para que se entienda, respecto al primer punto tenemos el Salmo 23 que es una alegoría escrita. Al ser literalmente una alegoría, entendemos que lo escrito es como un guion de una obra de teatro que a través de símbolos, nos representa algo. De esto se pretende enseñar principios y mostrar la experiencia humana de aquel que tiene al Señor como su Guía de vida. Al ser una alegoría, nuestra forma de leer e interpretar el pasaje pretende entender el simbolismo que hay detrás y sus implicancias. A modo de ejemplo, en este salmo vemos a David haciendo una alegoría de su experiencia como pastor de ovejas. Él identifica al Señor como su Pastor, lo que implica que en esta alegoría él es la oveja. David siendo una simple oveja y el Señor siendo el Buen Pastor que encamina a las ovejas al descanso y alimento, junto con ser El que conforta y da de beber. El Señor es el que cuida de nosotros, sana las heridas de nuestra alma, nos alimenta espiritualmente, nos empuja para alentarnos a continuar, nos enriela cuando nos descarriamos, está con nosotros en medio de los valles difíciles y no nos deja. Esta es una alegoría para la vida de aquel que vive como una oveja de Dios, para aquellos que somos Sus ovejas y oímos Su voz (Jn. 10:27), para los que entendemos que Él es el Buen Pastor que Su vida da por las ovejas (Jn. 10:11). Como verán, el Salmo 23 es una alegoría o –como dice el Interlineal Tincherdorf– un “drama simbólico” que requiere una interpretación que involucra la actividad del Espíritu Santo en nuestra imaginación, para comprender el simbolismo, aprender lecciones, entender al Señor y explicar la relación de Dios con el creyente.
El segundo punto (la alegorización) tiene que ver con la lectura de un pasaje que pertenece a un género literario distinto de la alegoría (como el histórico) y que se le aplica una interpretación distinta a la literal. Esta lectura e interpretación da a conocer un significado simbólico detrás del literal, con el fin de explicar la experiencia cristiana, darnos ejemplos y mostrar el anticipado conocimiento del Señor respecto a esta experiencia (1Co. 10:6, 11). La alegorización, de acuerdo al ejemplo que tenemos en las Escrituras del Nuevo Testamento, se realiza a pasajes históricos que nos pueden servir de ejemplo e ilustración; por tanto, es necesario advertir siempre a la audiencia de la alegorización que se pretende realizar, para que no se piense que la historia leída es un mito o cuento, pues esto sería atacar a la confiabilidad e historicidad de la Biblia. La alegorización, por lo tanto, debe considerarse como un recurso o herramienta explicativa, y no deberíamos hacer doctrina fundamental de esta, sino usarla para explicar e ilustrar. Un ejemplo de esto lo tenemos en Gálatas, capítulo 4, allí Pablo realizó una alegorización de Génesis 21 que anteriormente vimos en la interpretación histórico-literal. El apóstol tomó la historia de Agar, Sara y sus hijos, para mostrar el anticipado conocimiento de Dios y la existencia de dos pactos (Agar & Sara = La ley de Moisés & la gracia mediante la fe en Cristo), luego nos explica que hay hijos de esclavitud y de libertad (Ismael & Isaac = Los seguidores de Moisés/judaizantes & los creyentes en Jesucristo/cristianos), además nos muestra que unos dependen de sus obras de esclavos mientras que los otros de la promesa de Dios (Ismael & Isaac = Las obras de la ley & la fe en la Palabra de Dios). Finalmente, Pablo muestra que el hijo de la esclava perseguía al hijo de la libre, con lo que exhortaba a no extrañarse de la persecución de los judaizantes a los cristianos en su tiempo. Aquella historia sirvió como herramienta que demuestra el anticipado conocimiento de Dios y confirmación de la experiencia cristiana respecto a la persecución de los judaizantes o religiosos. Es, por tanto, un recurso explicativo, para ejemplificar, para reafirmar una enseñanza o confirmarnos en la experiencia cristiana.
Respecto a la alegorización, no debemos olvidar que esta no anula la interpretación literal, sino que es un recurso paralelo y que busca explicar, aclarar, confirmar. Permítanme citar al Diccionario Vine[3]:
“El significado alegórico no anula el significado literal de la narración. Puede que haya más de un significado alegórico, aunque, desde luego, haya un solo significado literal. Las historias de las Escrituras representan o incorporan principio espirituales, y estos se llegan a conocer no por el vuelo de la imaginación, sino por la recta aplicación de las doctrinas de las Escrituras.” (Alegoría (238)).
Ahora bien, es importante saber que la alegorización como tal, es un recurso que debe usarse con precaución. Que Pablo usara de este recurso explícitamente[4] una sola vez en Gálatas nos sirve de lección. Para los que no saben, la alegorización fue muy utilizada por la erudición griega antes del cristianismo, con el fin de justificar lo que estaba escrito en su mitología respecto a cosas muy cuestionables de sus relatos y dioses. Lo que se hacía, era decir que aquello que resultaba cuestionable era una alegoría, por lo que debía leerse simbólicamente entendiendo las lecciones detrás del relato. En el tiempo del hereje Marción, este señaló la “diferencia” que había entre el Dios del Antiguo Testamento y el Dios que había revelado el Señor Jesús, llegando a afirmar que había “dos dioses”[5], la razón de esto, era que se cuestionaba el amor de Dios al observar pasajes donde la justa ira de Dios se manifestaba en el Antiguo Testamento. Para que se entienda permítanme dar un ejemplo. Si 1ª Juan 4:8 dice que “Dios es amor”, ¿dónde se ve el amor de Dios en el diluvio donde murieron niños, mujeres, hombres, ancianos y todo tipo de animal? Muchos cristianos no tenían qué responder, entonces se optó por la alegorización, pero en un nivel más alto, es decir que, aquel relato de Génesis que parte en el capítulo 6 y que reconocemos como parte de la historia del hombre, fue señalado por los que interpretaban las Escrituras como una alegoría. O sea, se daba a entender que aquello era un “drama simbólico” que debemos interpretar buscando principios y enseñanzas, pues realmente esas cosas no ocurrieron. Como verás, la historia registrada de Noé ya no es historia, sino una especie de guión para una obra de teatro que pretende ilustrar ciertas cosas de la vida. Al hacer esto, ocurre lo que Justo González señala:
“El Dios que habla a través de la historia se vuelve entonces el Dios que habla mediante mitos y alegorías” (González, Jesucristo es el Señor, p. 46).
¿Se dan cuenta? Acomodar alegóricamente un relato histórico porque nos parece difícil de entender y ofensivo a la fe, es quitarle la confiabilidad histórica a las Escrituras. El relato de Génesis respecto a Noé y el diluvio es histórico, algo que ocurrió como un juicio de Dios mundial al hombre. El amor de Dios se manifestó en enviarles un pregonero de justicia llamado Noé (2P. 2:5) para que los hombres lo escucharan y se arrepintieran. El amor de Dios se manifestó también en el tiempo que tardó en llegar el diluvio, más de cien años[6], donde Dios los esperó pacientemente y con largo ánimo para que se volvieran, ¡y no lo hicieron! La bondad, paciencia y longanimidad de Dios estaba señalando a las personas que se arrepintieran (Ro. 2:4), y ordenó la construcción de un arca para que todo aquel que creyera y se volviera, pudiera salvarse, de los cuales sólo creyó Noé y su casa, condenando al mundo (Heb. 11:7). Así Dios mostró Su amor.
TIPOLÓGICA.
Por último, tenemos la interpretación tipológica que también es llamada interpretación profética. Esta consiste en considerar a personas, hechos, rituales o cosas que se presentan en el Antiguo Testamento, como la sombra de una realidad que señalaba hacia el Nuevo Testamento (p. ej. Ro. 5:14; 1Co. 10:6; Heb. 8:4-5; 9:23-24). Es Dios, Cristo, Sus hechos y logros, el evangelio y la Iglesia, la base fundamental de la lectura tipológica.
La tipología nos permite ver a través del Antiguo Testamento la realidad que vendría con el Mesías, Hijo de Dios y Su evangelio (Ro. 1:1-3; Heb. 1:1-2); por ejemplo, Hebreos 8:4-5 nos enseña respecto a los sacerdotes de la ley mosaica y su culto en el tabernáculo, que estos estaban sirviendo a lo que era una «figura y sombra» (RV 1960), una «copia» (NTV), de aquello verdadero que estaba en el cielo y que descendió en la tabernaculización histórica del Logos[7] (Jn. 1:14, BTX III). Por lo tanto, al ser un tipo debemos buscar la relación para entender lo que se espera del sacerdocio neotestamentario que, en Cristo, es según el orden de Melquisedec.
La tipología bíblica nos muestra que el Espíritu Santo –Omnisciente Dios– tenía un Modelo por delante para la composición literaria más maravillosa de la historia, es decir, la Biblia; pues aunque existen distintos géneros literarios en las Escrituras, el Espíritu Omnisciente que condujo a los escritores humanos en la redacción de los Textos, puso el aliento profético y/o tipológico en el registro de cada uno de esos géneros, para que fueran escritos y detallados de tal manera que “sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales”. Noten la palabra “sirven”, pues nos indica que fueron inspirados de esa manera para un servicio, con un fin, para un uso y, al igual que la alegorización, fuera para explicar los detalles de los misterios de Dios, de Cristo y de la Iglesia.
La clave de la tipología nos la da el mismo Señor Jesús, en Lucas 24:44, diciendo:
“Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.” (RV 1960).
Para los que no saben, la mención de la ley de Moisés, los profetas y los salmos, corresponde a las tres secciones con las que los judíos identifican las Escrituras canónicas del Antiguo Testamento: la Torah, los Nevi’im y los Ketuvim (acrón. Tanak). Estas secciones se corresponden perfectamente con el Antiguo Testamento protestante, aunque están en distinto orden. Lo que el Señor les estaba diciendo a los discípulos, es que desde Génesis a Malaquías se había escrito mirándolo a Él. A modo de ejemplo, preguntémonos, ¿qué cosas se hablan de Él en Génesis? Pablo en Romanos 5:14 nos dice que Adán “es figura del que había de venir”, refiriéndose al Señor Jesús. Este tipo o figura, Pablo lo explica señalando al hombre corporativo que es Adán delante de Dios. Esta figura o tipología nos muestra un misterio, y es que Dios trata jurídicamente con la humanidad a través de dos hombres corporativos: uno es Adán y el otro Cristo. Pablo nos dice que en Adán entró el pecado a todos los hombres y por el pecado la muerte, convirtiéndonos todos nosotros –los hijos de Adán– en pecadores. El pecado y transgresión de un solo hombre, trajo condenación a todos sus descendientes, es decir que, jurídicamente heredamos la deuda. Refiriéndose a esto, luego el apóstol Pablo señala a Cristo, el cual es indicado por el Espíritu Santo como “el hombre” (Jn. 19:5), pues así como en Adán todos nosotros fuimos constituidos como pecadores delante de Dios, esa representatividad general de la humanidad que se encuentra en Adán, le fue dada mirando a la Realidad que vendría y que se encuentra en “el hombre” corporativo que es Jesús, en quién todos los creyentes en Él hemos sido constituidos justos. Adán trajo desgracia a todos sus descendientes delante de Dios; pero Cristo, trajo a todos los que hemos sido hechos hijos de Dios por la fe en Él, bendición eterna delante de Dios. En Adán vino la condenación a todos los hombres; pero en Cristo, vino la justificación de vida para todos los que creen en Él. La tipología en Adán nos señala que –delante de Dios– Cristo es el hombre corporativo que tiene la representatividad general de la humanidad para justificación delante de Dios de quienes creen en Él. Este es el misterio de la inclusividad en Cristo para el creyente. ¿Dónde estamos nosotros? Bueno, según las Escrituras, Dios nos ha puesto por la fe, en Cristo:
“30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; 31 para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.” (1Co. 1:30-31, RV 1960).
¡Nos gozamos en la obra de Dios en Jesucristo! ¡Gloria a Dios!
Ahora, antes de entrar a nuestra conclusión y con el fin de distinguir la alegorización de la tipología, quisiera señalar que la alegorización se enfoca en historias que se pueden tomar como símbolos para lecciones, experiencias y ejemplos, con el fin de ilustrar y no para hacer doctrina fundamental. La tipología, por otro lado, señala hacia los misterios de Dios, de Cristo, del evangelio y de la Iglesia, pues busca mostrarnos detalles de estos en las personas, leyes, rituales, etcétera. La tipología señala a que lo escrito tenía como Modelo una Realidad Celestial, fue hecho para dar comprensión respecto Al que vendría y lo relacionado a Él, a los misterios ocultos de la sabiduría de Dios para el tiempo del Nuevo Pacto que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.
CONCLUSIÓN.
Para concluir debemos hacernos una pregunta, ¿qué tipo de interpretación debemos usar? Al observar las Escrituras del Nuevo Testamento nos damos cuenta que los escritores no se “casaron” con ninguna escuela de interpretación, ellos fueron encaminados por el Espíritu Santo para hacer uso de todo tipo de interpretación con el fin de profundizar en el comprender y entender a Dios. El conocer Sus profundidades y misterios, entender Su eterno propósito y desarrollo histórico, han de ser nuestra motivación para acercarnos a las Escrituras y rogar a Dios sabiduría, para que el Espíritu Santo nos revele e ilumine a nuestro entendimiento.
El lector debe saber que cada cosa tiene su debido lugar y uso. Lo que es para realizar doctrina fundamental, lo que es para explicar la doctrina, lo que sirve para mostrar las profundidades de la doctrina. También, hay cosas que son para explicar y confirmar nuestra experiencia como creyentes, cómo Dios se involucra en la historia de la humanidad, pero además, en la historia de cada persona. Todo debe usarse con honestidad y anchura de corazón en la comunión del cuerpo de Cristo, con el fin de regularnos unos a otros. Todo aquello que pertenece a la fe y al fortalecimiento de esta, para el crecimiento y unidad de los santos, ha de tomarse con anchura de corazón y honestidad; pues el mal uso de los tipos de interpretación es conocido en la historia, y nos sirven como ejemplo de lo que no debemos hacer, vemos: hombres queriendo enriquecerse y acomodando la Biblia para ese fin, hombres queriendo satisfacer sus deseos de ser venerados y usando la Biblia para forzarla a decir lo que quieren, hombres queriendo justificar el pecado y acomodando la Biblia para este fin, etcétera; en definitiva, hombres apacentándose ellos mismos y queriendo enseñorearse de las personas, alejándolas de Dios en vez de acercarlas a Su conocimiento, olvidando que:
“Es el deber de los sacerdotes enseñar a la gente a conocerme, y todos deben acudir a ellos para recibir instrucción, porque ellos son los mensajeros del Señor todopoderoso.” (Mal. 2:7, DHH).
Gracia y paz del Señor, sean con todos ustedes. Amén.
[1] No debe confundirse con literalismo.
[2] Gillis, C. (1996). El Antiguo Testamento: Un comentario sobre su historia y literatura. Tomo I (p. 196, 16:2). 2ª Edición. El Paso, Tx: Casa Bautista de Publicaciones. Carballosa, E. (2017). Génesis (p. 277). Grand Rapids: Editorial Portavoz.
[3] Vine, W. E. (1999). Vine Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y Nuevo Testamento. Editorial Caribe.
[4] Me refiero a que es la única vez que Pablo dice de una historia bíblica que es una alegoría. Lo que hizo fue alegorizar.
[5] González, J. (2011). Jesucristo es el Señor (pp. 42-43). Lima: Ediciones Puma.
[6] Probablemente sean los ciento veinte años a los que hace alusión Génesis 6:3.
[7] El Verbo de Dios, el Hijo, véase Juan 1:1.
Gracias y gloria primeramente a Dios, y gracias hermano por tan excelente y explícita información. Dios siga capacitándole…
Saludo y bendiciones fue de gran bendición y ayuda todo está enseñanza aprendí más de como leer y comprende más la Sagrada Escritura
Bendiciones gracias por la ayuda a través de esta enseñanza.
Un Gran Saludo Bendecidos el texto lo tengo en práctica en mi vida dónde sarai sara. era estéril y Dios le consedio tener un hijo a su Edad ella no creía y me gusta el texto de que dice nada es imposible para Dios mas yo. Me baso en esa hermosa palabra soy un testimonio vivo de su Gran poder
muchas gracias muy adecuado y acertado todo el contenido. la conclusión donde nos animan a ser guiados por El Espíritu Santo para hacer uso de todo tipo de interpretación, Dios los continúe bendiciendo y usando para su gloria.